María Matilde Torre Santiago "Joaquina"

María M. Torre “Joaquina,” es hija de 
Joaquín Torre Noriega y Consuelo Santiago 
Ortega. Nació en el sector “El Hoyo” 
de Ciales el 14 de marzo de 1921, hija menor 
de los doce vástagos de doña Consuelo. 

Se traslada a Nueva York en 1949, 
residiendo en la colonia puertorriqueña del
“Navy Yard,” localizada en el condado de Brooklyn. 
Trabajó en la industria de la aguja en Manhattan 
hasta 1950, cuando regresa a Ciales al ocurrir 
la muerte de su madre. Vuelve a la Gran Manzana 
en 1952 y consigue trabajo cortando encajes 
hasta 1960. 

En 1953 conoce al también cialeño Antonio Núñez
(Q.E.P.D.) en una reunión de compueblanos en la 
ciudad. Antonio realizaba trabajos de joyería para 
varias empresas. Contraen matrimonio el 17 de 
abril de 1954, viviendo en Manhattan 
hasta 1962. En este último año, compran una 
asa en el sector “Jamaica” del condado 
de Queens. 

En marzo de 1955 nace su hija Daphne, y su hijo 
Antonio, “Junior,” viene al mundo en 1957. En julio 
del mismo año, se integra a la congregación 
hispana de la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera 
del #76 de la Segunda Avenida en Manhattan.

El 6 de agosto de 2001, muere su esposo Antonio 
luego de una breve enfermedad. En la actualidad, 
Joaquina goza de muy buena salud y se encuentra 
muy activa en la iglesia antes mencionada, donde 
continúa hasta el presente dando clases de religión
a los miembros jóvenes de la congregación.
 

Joaquina con su hija en el Parque Central 
de Manhattan, Nueva York, julio de 1957

De izquierda a derecha Rafaela Núñez (madre de Antonio), 
Antonio, Daphne, Junior y Joaquina en abril de 1967


En la foto, Joaquina con sus nietos David y Katie 
en su hogar de Queens, año 2002

Amor

Por María M. Torre Santiago "Joaquina"

Amor, palabra dulce y bella
revelación del Dios mismo
profundo como el abismo
y alta como las estrellas.

Amor, que al mundo se ofrece
en un sacrificio glorioso,
amor que nos enaltece
al ofrcernos un reino maravilloso.

Amor que aparece en calma
y al creador dignifica,
amor que se sacrificó
para salvar nuestras almas.

La mayor demostración
de amor que jamás se ha visto
es la eterna salvación
que Dios nos da en Jesucristo.

Dios ha puesto en nuestras vidas
muchas cosas de valor,
su amor no tiene medida
para un alma redimida,
no hay aliciente mejor.

Amigo, no des la espalda
a un amor tan elocuente,
dirige a Dios tu mirada
no seas indiferente.

Ante el Cristo Redentor
que tal amor manifiesta,
tan solo hay una respuesta
y esa es Dios, es amor.


 
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