Por Carlos M. Domínguez Cristóbal
El proceso histórico que condujo al surgimiento de Ciales como un nuevo pueblo en el 1820 estuvo precedido de un extenso período de tiempo de carácter prehistórico. Dentro de ese contexto todo suceso previo a un sistema de escritura se conoce como la prehistoria. Ante esa consideración la historia de nuestro demarcación geográfica y jurisdiccional que hoy conocemos como Ciales, tiene su origen en la redacción por escrito del primer documento alusivo a nuestra tierra cialeña. Ese significativo evento debió de ocurrir en los alrededores del siglo XVI con la llegada de los colonizadores españoles.
Los recursos arqueológicos que se ubican en el territorio cialeño ilustran que nuestra jurisdicción fue ocupada por los primeros pobladores (los indios arcáicos) así como por los aruacos. Dentro del complejo cultural denominado como a los aruacos les corresponde a los taínos el mayor número de los yacimientos arqueológicos de nuestro pueblo.
La toponomia (estudio del origen y significado de los nombres o nombre de un lugar) señala que muchos sectores del pueblo de Ciales estuvieron habitados por los taínos. Ejemplo de ello son las voces siguientes: Caliche y Bateyes (Hato Viejo); Cojobales (Jaguas); Manicaboa (Pozas); Yúnez (Frontón). Ese conjunto de voces testifican sobre la influencia taína en la toponomía de lo que con el correr del tiempo llegaría a denominarse por los españoles como Ciales.
El mundo taíno de Ciales aún posee muchas interrogantes. Entre ellas se cuestiona si en Ciales existía un poblado indígena de importancia jurisdiccional o si ese Ciales taíno era compartido territorialmente por varios caciques.
Durante las primeras décadas del siglo XVI los españoles penetraron en Ciales al igual que en muchos pueblos en la búsqueda del dorado, el oro. Es muy probable que su principal incursión se efectuase a través del Río Manatuabón (Río Grande de Manatí). La presencia de los españoles, indígenas y africanos en los primeros siglos de nuestra historia (siglos XVI y XVII) permanece desconocida a falta de una serie de documentos que testifiquen sobre esa época. Ante ese panorama es necesario la realización de unas investigaciones históricas a efectuarse, entre otros lugares, en el Archivo de Indias, en Sevilla, España. Ello nos puede ilustrar sobre nuestra historia cialeña.
Gran parte del territorio que hoy día conocemos como Ciales formaba parte del antiguo Camino de Puerto Rico. Ente camino (de posible establecimiento indígena) cruzaba la Isla desde el oeste en dirección a San Juan. En la jurisdicción cialeña la ruta se establecía por el hoy barrio de Cialitos desde el lugar denominado Paso Palma de Jayuya. Una vez en Cialitos atravesaba el barrio La Pesa e iba en busca de la zona urbana de Ciales para de ahí proseguir a Morovis vía el área de la Torrecilla.
Hasta la fecha de hoy día (junio de 1995) los documentos históricos más antiguos de Ciales se remontan hacia los inicios del segundo tercio del siglo XVIII. El acta número 51 del 2 de diciembre de 1734, de las correspondientes al Cabildo de San Juan Bautista, señala que para esa fecha ya existía el hato ganadero de los “Siales” cuyo dueño era Don Pedro de Otero. Este documento adquiere una importancia vital. Este hato junto a otros que se habían establecido eran determinantes en la economía de esos tiempos. Estos constituían una fuente de cueros y carnes para la población y contribuían con una cuota ganadera para con San Juan.
Los testimonios documentales del Fondo de Obras Públicas del Archivo General de Puerto Rica señalan sobre la existencia de otros hatos ganaderos que ya estaban en época de transición (demolición) deede fines del siglo XVIlI. Entre ellos se encontraban La Yeguadilla (Frontón)y La Cimarrona (Frontón, Cordillera y Hato Viejo). Por otro lado, se destacaban los nombres de dos hatos antiguos que luego pasarían a ser el nombre de futurosbarrios de Ciales: Hato Viejo y Toro Negro.
No todos los hatos eran de naturaleza ganadera vacuna. Algunos de ellos se dedicaban a la crianza de cerdos. Ejemplo de ello era el Hato de Damián y Manicaboa. Este se extendía de lo que posteriormente se conocería como Barros (Orocovis) hasta el barrio de Pozas de Ciales. Las monterías que desde antiguo se realizaban en esta zona se recopilaron documentalmente en muchas de las solicitudes de terrenos baldíos de esa zona de principios del siglo XIX. Es muy probable que el nombre de este hato provenga de algún enlace amoroso entre un español de nombre Damián y una taína de nombre Manicaboa.
Desde fines del siglo XVIII la inherencia isleño-canaria ya se hacía presente en el antiguo barrio de los Siales de Manatí. Ejemplo de ello era la aparición de voces íntimamente relacionadas a ellos. De esa forma advienen entre otras la voz “abras” (abertura ancha y despejada entre dos o más mon-tañas) en Cordillera y “Yeguadilla” como el nombre de un hato en el barrio de Frontón.
Para mediados de la década del 1810 se iniciaron las gestiones que cinco años después culminaron con el advenimiento de Ciales como nuevo pueblo. Esa importante gesta histórica le correspondió a Don Isidro Rodríguez Villalobos. Este en representación del barrio “Los Siales” de Manatí y como apoderado y capitán poblador, se dió a la tarea de explorar esa posibilidad en Manatí y San Juan. Para esa época los barrios de “Los Siales” y San Lorenzo (hoy día el barrio San Lorenzo de Morovis) poseían un mismo alcalde de barrio.
Entre los requisitos para la erección de un nuevo pueblo figuraban los siguientes: el establecimiento de la Casa del Rey y la Iglesia y el adquirir una población de no menos de mil habitantes. Adjunto a esos requisitos existían los re-clamos de la gran distancia al pueblo de Manatí para atender los asuntos eclesiásticos y del gobierno.
El 24 de junio de 1820, un día de San Juan Bautista, el territorio cialeño advino como un nuevo pueblo. Al celebrarse un proceso eleccionario en acorde a lo circunscrito en la Constitución del l8l2 y luego de haber asistido a misa resultó electo, entre otros funcionarios del gobierno local, Don Manuel Inocencio Maldonado como el alcalde constitucional. En diciembre de ese mismo año y según lo estipulado en la Constitución se procedió a la elección del nuevo ayuntamiento cuya posesión se efectuó en enero de 1821. En esa ocasión resultó electo el capitán poblador, Don Isidro Rodríguez Villalobos.
El primer nombre oficial que adoptó el pueblo, guarda una relación directa con los sucesos de índole política que ocurrian en España. En 1820 triunfó en España el constitucionalismo. Ante esos eventos, el gobernador de Puerto Rico, Don Gonzalo de Aróstegui y Herrera, denominó al naciente pueblo con el nombre de Lacy. Este era el apellido de un general español mártir en la lucha de la libertad y de la Consti-tución Monárquica del 1812. Se pretendía rendirle un homenaje a Lacy y de esa manera perpetuar su nombre. Esa gesta del Gobemador estuvo respaldada por las cortes españolas.
Para principios de julio del 1821 el Ayuntamiento de Lacy expresaba al Gobernador de Puerto Rico su satisfacción ante el cambio del antiguo nombre del pueblo (Siales) por el de Lacy. Este dato es muy revelador para nuestra historia cialeña. Ello ilustra que no es cierto que el nombre de Ciales surge del anagrama “Lacy - es” cuya teoría fue redactada por el historiador Dr. Cayetano Coll y Toste. Lamentablemente es ésta la versión oficial que adoptó la municipalidad en la celebración de su 150 aniversario de su fundación (24 de junio de 1970). Nuestro pueblo ya se denominaba como Siales desde el siglo XVIII (por lo menos).
Es 1823, el rey Fernando VII derogó la Constitución de Cádiz y retornó a gobernar su reino bajo una monarquía absoluta. Esta situación propició la desaparición, de la topografía puertorriquña, de aquellos nombres de los generales españoles que habían defendido la Constitución Monárquica del 1812. Por esa razón a partir de fines del 1823, el Ayuntamiento comenzó a utilizar oficialmente el ancestral nombre del pueblo pero con una modificación: Ciales. No empece a la relación del poder político con eleclesiástico, los documentos de la parroquia del pueblo recién fundado harían alu-sión a Ciales y no a Lacy. Ello in-cluye los documentos parroquiales correspondientes al trienio consti-tucional.
Al fundarse el pueblo de Ciales advinieron los patrones de la parroquia: Nuestra Señora del Rosario y el Patriarca San José. La documentación de los primeros años de la parroquia cialeña describen a este patrón como “Patriarca San José de los Ciales”. No obstante cabe destacar que el nombre de la patrona antecedía en esos documentos al del patrón.
Hasta esta fecha (1 junio de 1995) se desconoce exactamente cuál fue el proceso que condujo ala aparición de éstos como los patrones religiosos del pueblo de Ciales. Es muy probable que ello guarde una relación directa con la afinidad religiosa de los pobladores al momento histórico de la erección del pueblo. La respuesta a ésta, como a otras preguntas de índole religiosa del Ciales en su proceso de fundación, requieren de investigación que incluya los Archivos Eclesiásticos de San Juan, así como la procedencia de los pobladores cialeños del siglo XVIII y principios del XIX.
La inherencia canaria en el proceso del advenimiento de Ciales como
un nuevo pueblo posee otras vertientes: la aparición del apellido
García en la toponomía cercana al centro poblacional y la
pertenencia de los terrenos donde se ubicó el pueblo
en manos del isleño-canario, Don Juan García Isleño.
El apellido García hacía alusión a éste como
uno de los propietarios pobladores de la época anterior (antesala)
a la fundación del pueblo. Garcia Isleño, tuvo conocimiento
de ese proceso pues radicaba desde el 1786 en un cerro cercano entre la
confluencia del Rio Cialítos con el Río Grande de Manatí.
La configuración geográfica (barrios) del pueblo de Ciales de sus primeros años distaba mucho de lo que conocemos en la actualidad. Para aquel entonces la jurisdicción cialeña se componía de los siguientes barrios: Pueblo, Cuadrillera (Cordillera), el Alto de la Jagua y el Alto de las Pozas. Las barrios de hoy día, estaban integrados dentro de éstos y poco a poco fueron adquiriendo una jurisdicción interna dentro de la ad-ministración gubernamental del pueblo.
Toda la anterior amalgama de eventos ilustra claramente que el proceso
que condujo a la erección de Ciales como nuevo pueblo poseía
unos requisitos o necesidades similares a las de otros pueblos de Puerto
Rico. No obstante, la gesta histórica de nuestra pueblo (que va
mucho antes de su fundación) le fue otorgando una serie de matices
y características que fueron conformando el Ciales de su fundación,
un Ciales que es parte fundamental de nuestra historia, que requiere mas
investigación, así como la divulgación de la gesta
que condujo a su fundación.
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