Reminiscencias cialeñas: influencia euterpiana en Ciales

Por  Miguel Nieves Arce

Ha sido hasta ahora imposible, por no poder conseguir la documentación necesaria, trazar el desarrollo musical de mi pueblo y es, por motivo que he de circunscribirme, en mi incursión sobre la influencia euterpiana en mi pueblo, a exponer a mis lectores un sucinto historial musical que habrá de ser de gran interés para aquellos cialeños que hayan doblado la penúltima esquina del siglo y de interés óptimo para aquella juventud interesada en todo lo relacionado con nuestro desarrollo como pueblo.

He de dar importancia primordial en mi exposición, al desenvolvimiento de orquestas y de cuerpos musicales que,  de algún modo, influyeron en el acontecer musical de nuestra comunidad. No he de internarme, en ningún momento, en hablar sobre los primitivos o importados instrumentos como el tiple la guitarra, el cuatro, la bordonúa, la sinfonía, el güiro ni la armónica porque sé que tanto en las postrimerías del siglo XIX como en los comienzos del siglo en curso, la ejecución de estos instrumentos estaba bastante extendida, especialmente en la zona rural.

He sido un dilectante, especialmente en lo relacionado con la música, y por ello fue que me interesé, desde mi niñez, en el pasado acontecer de tan exquisito arte y continúo, en el presente, con el mismo empeño y aún con mayor relevancia para que mi pueblo se sienta siempre ligado al divino lenguaje de los dioses. Admiraba, y aún admiro, a toda aquella persona que tiene dominio de cualquier instrumento musical y siento una gran admiración por la ejecución de una bella melodía musical.

Era tanto mi interés que a la edad de diez años ingresé en la banda municipal con el fin primordial de tocar algún instrumento y adentrarme en la particular historia musical de mi pueblo. Fueron nuestros maestros: José Mislán García, hijo de don Angel Mislán, a quien desgraciadanente perdimos cuando ya empezábamos a ejecutar nuestras primeras piezas, José Lacomba, y con gran suerte, Fermín Ramírez, quien había pertenecido a la Banda de la Policía de Puerto Rico y el que mostró, siempre, una maestría singular en la enseñanza y organización de nuestra juvenil agrupación artística. Blas Laguna y Plácido Acevedo, padre, le siguieron.

Fue durante la incumbencia particular del maestro Fermín Ramírez que se organizo la mayor y mejor banda municipal que ha tenido nuestro pueblo. Eramos un grupo numeroso, con gran entusiasmo y con una gran unidad de estudio. Dominamos bastante bien las dos claves necesitadas y respondíamos, admirablemente, a las direcciones de nuestro maestro. El lo merecía.

Constituíamos esta recordada formación musical los siguientes estudiantes, ejecutantes todos: Juan Santiago Colón, Gonzalo González, Victorio González, Aristides Padró Núñez, Luis Colón, Salvador Díaz Soler, Rafael Fernández, Carmelo Rivera Vega, José López Vega, Juan Hernández, Primitivo Figueroa, Agapito Miranda Ocasio, Joaquín Aulet Rivera, José Román Sánchez, Guillermo Román Sánchez, Ernesto Figueroa, Ramón Vázquez, Juan Cruz, Miguel Nieves Arce, Antonio Archilla, Jesús Mislán García y Carmelo Diaz Otero.

Esta banda amenizaba todas las actividades escolares y municipales y activaba todos los miércoles y domingos, tocatas nocturnas que eran presenciadas y aplaudidas por numeroso público que, en aquel entonces, acudía a la plaza de recreo. La banda, seccionada en grupos, era contratada para tocar los bailes, acompañar las procesiones, unirse a los entierros (para esa época se usaba para enterrar los muertos a son de una marcha fúnebre) asistir a los mitines políticos y a toda inauguración de escuelas o de alguna inauguración oficial.

Debo hacer saber a mis compueblanos, por ser un hecho histórico, que este, tan bien organizado conjunto, fue disuelto, motivado todo, por una acción desafortunada del alcalde de la época. Mas tarde se han organizado otras bandas, dirigidas todas por maestros capacitados para esta labor, pero ninguna de ellas han podido igualar a esta sin par agrupación que tanto dió a la sociedad cialeña.

Para mí, aquellos tiempos no vuelven, ya que hay tantas distintas actividades públicas y privadas que obstaculizan esta actividad puebleril; hay tan poco interés por parte de los dirigentes locales pero, sobre todo, por el desinterés de los adolescentes, por no ser debidamente motivados, que no sienten el deseo de pertenecer, por no verse obligados a cumplir con los requisitos requeridos..

Antes de terminar estos cortos recuerdos debo informar que antes de aparecer nosotros en este gran escenario, formaron parte del mundo artístico cialeño ciudadanos prestigiosos que se desempeñaron, con habilidad y alto empeño, en la ejecución de algún instrumento musical que localizara a nuestra comunidad en un. alto sitial. El maestro Eduardo Olivo ayudó grandemente, así como también el maestro Eduardo Lozano, en esta meritoria actividad. Bueno es recordar, que daban prestigio musical los siguientes artistas: En el piano el Lcdo. Emilio R. Dávila Salgado y Lorenzo Vélez Padró, en la trompeta, Carmelo Díaz Soler, en el clarinete, Ramiro Cruzado y en el cuatro, Nicanor Zayas.Contemporáneamente existía un grupo orquestal formado por José Román, Roque Colón, Francisco Franco, Manuel Martínez Rechani, Pablo Vélez, Heriberto Vázquez y Manuel Díaz.

Todo lo arriba expresado me ha llenado de enorme satisfacción porque, creo, que es la primera vez que se hace saber a nuestros compueb1anos, unos hechos que no debieran ser olvidados y por el contrario, honrar a estos personajes, que prestigiaron las distintas épocas, con un alto espíritu de responsabilidad y sin igual prestigio ciudadano.

Como cialeño de pura cepa y orgulloso de serlo, continuaré dando a la luz pública, con la más alta responsabilidad, aquellos acontecimientos históricos que han hecho de nuestro pueblo un sitial muy digno de admiración y de conocido mérito. Que estos hechos divulgados sirvan de acicate a la juventud cialeña y que ésta trate de olvidar dificultades de manera, que en los años por venir, puedan sentirse satisfechos y orgullosas de haber coadyuvado en la obra musical del presente.
 
 
 Regresar - AÑO I, NÚM. 3, 1982 - Back 
 Revista - Magazine 
Escríbanos - Mail