De la historia política de nuestro pueblo: don Andrés Robles
 

De las imágenes más antiguas de la vida política de Ciales, sólo de las elecciones de 1940, conservo recuerdos concretos. Los republicanos habían perdido las elecciones. Una mañana, tres días después de esos comicios electorales, caminaba lentamente y algo nostálgico, don Andrés Robles por la acera de la calle Palmer hacia el lado del municipio. Por la otra acera al lado del Municipio de la calle Betances, venía con pasos más ligeros y felizmente, don Chago Ruiz.

Los dos hombres se encontraron en la esquina del Municipio frente al triangulo formado por "El Casino", "La Bicicleta" y "El Kiosco" de la plaza. Don Andrés y don Chago se abrazaron, recuerdo bien, con afabilidad. El público reunido alrededor en esos momentos, compuesto mayormente por don Segundo Ayala, choferes y limpia botas, al unísono, empezaron a aplaudir.

Ese es mi primer recuerdo de don Andrés. Otro recuerdo transcurrió 42 años más tarde en mi salón de la clase de ciencias. Un estudiante compartió parte de su caramelo conmigo. Al preguntarle dónde había comprado aquel dulce tan exquisito me respondió, "en la tiendita del viejito de la esquina". En esos momentos el curso de la clase de física cambió por una de historia política. La historia de las realizaciones de don Andrés Robles por conseguir todas aquellas cosas que redundaran en beneficio de nuestro Ciales en aquella época lejana, de pobre economía estatal y local que existía cuando era él, el alcalde de nuestro pueblo.

No soy la persona para presentar en este escrito, los hechos que dan testimonio de la gestión, preocupaciones y actuaciones de don Andrés Robles, en la vida política de Ciales. Tenemos dos ciudadanos muy conocidos por nuestro pueblo que han desempeñado distintas labores con gran prestigio y alta responsabilida en el desempeño de sus servicios a nuestra comunidad. Ellos son: Don Miguel Nieves Arce y Luis F. Martorell. Cada uno de ellos escribió una reseña biográfica de don Andrés Robles en ocasión a un merecido homenaje que le rindió el pueblo hace varios años.

"El viene a mi memoria, escribe Luis F. Martorelí, en los años del treinta cuando el Partido Republicano estaba en el poder. Andrés fue en mi concepto de niño, el "partido" en vez de un miembro de él.

"Cuando pienso en Andrés lo recuerdo como un perfecto caballero, de buenos modales, atento o con genuina dedicación al bienestar de Ciales y su gente. Sus años de alcalde fueron prósperos. Andrés era incansable, sentía en todo su cuerpo la necesidad de prestar servicios al pueblo".
 
"Aunque la política no es el mejor de los negocios, como decimos corrientemente, Andrés era respetado hasta por los adversarios. Esos años de lucha política fueron caracterizados por odios, rencores y violencias. Andrés luchó por su partido. Para ese "entonces" nuestra familia pertenecía al Partido Republicano. Andrés era un buen amigo de mi padre".

"La vida privada de Andrés era sencilla. Vivía a la entrada del pueblo con un hermano. Andrés siempre vestía de blanco, y su recreación favorita era sentarse por las tarde en un banco de la plaza. Entonces nuestra plaza era bonita. En mis recuerdos de Andrés, lo veo sentado en el banco con algún amigo hablando de política".

"Al pasar el tiempo, Andrés dejó de ser el alcalde y su vida política cesó. Andrés tuvo una tiendita en los bajos de su casa la que trabajaba con su hermano. Hace unos años, el pueblo le rindió un homenaje muy merecido. Mi padre le escribió una carta y me sentí partícipe de expresar sentimientos por un hombre que admiré durante mis días de niño".

En la reseña biográfica escrita por don Miguel Nieves Arce, nos dice: "Fue imposible para él., por carecer sus padres de bienes raíces, asistir a la escuela hasta el grado que se ofrecía en nuestro pueblo, y tuvo que abandonar las aulas al llegar al sexto grado y empezar a trabajar para ayudar al sustento de sus progenitores".

"¿Quiénes fueron sus progenitores? Un hombre y una mujer que formaron un hogar y una familia de 15 vástagos que con su labor meritoria, en los distintos menesteres, han ayudado en la obra pública y privada en nuestro pueblo. Don José Monserrate Robles y doña Zoila Pérez Caballero, ambos fenecidos hace ya algún tiempo. Ellos infiltraron en sus hijos el amor al trabajo, a la vida honesta, a la gimnasia racional y al deber cumplido".

"Don Andrés Robles a edad temprana, aun estudiando, empezó a trabajar en la farmacia del Lcdo. Emilio R. Dávila quien además fue uno de los grandes pianistas de nuestro tiempo".

"Don Emilio le enseñó a trabajar como su auxiliar y en menos de ocho años ya don Andrés se desempeñaba magistralmente en esta delicada labor. El Lcdo. Dávila se trasladó a San Juan y fue entonces que don Andrés trabajó con don Santiago Ruíz López como dependiente y auxiliar de farmacia".

"Hay que hacer mención aquí que desde que nuestro biografiado presentaba sus servicios a don Emilio R. Dávila ayudaba a su partido en todo lo que podía y que siguió haciéndolo en la botica de don Chago, a pesar de que había una distancia política entre ellos. Don Chago era liberal y don Andrés republicano. Nunca don Chago intervino con él por cuestiones políticas. Y una cosa interesante era que mientras uno dialogaba con sus seguidores, el otro y en el mismo sitio lo hacía con los suyos. Esto nos dá a todos nosotros una idea de la comprensión de don Andrés".

"En el 1924 don Andrés fue exaltado a la presidencia de su partido, y en el año 1936 ocupó la poltrona Municipal. Cargo que desempeñó por cuatro años. Durante su incumbencia se construyó el acueducto de Sonadora en Cordillera, la Unidad de Salud Pública y la carretera de Hato Viejo. Consiguió el que varios ciudadanos nuestros cedieran tierras para la instalación de varias escuelas rurales. Su labor no obstante a la pobre economía estatal y municipal que existía, fue muy buena".

Estas reseñas biográficas escritas por Luis F. Martorell y Miguel Nieves Arce, las ofrecemos como responsabilidad primaria, para forjar unos recuerdos que perduren. Para que no pasen desapercibidos, como en el estudiante que compartió su ca-ramelo conmigo, los hechos significativos y las condiciones excepcionales de nuestros hombres ilustres.
 
 
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