© Primera Hora, Lunes, 19 de Febrero de 2007.
 

Un revolucionario del baloncesto nacional

Por Raúl Álzaga Sánchez-Bretón

Cuando se habla de las mejores glorias que ha dado Puerto Rico en cualquier deporte, el nombre de Juan 'Pachin'
Vicens es de los más rápidos en relucir.

El otrora armador de los Leones de Ponce durante las décadas de los 50 y 60, y estelar jugador del Equipo Nacional,
fue una de la figuras que mayor reconocimiento internacional trajo a su patria. Le apodaban el “Jeep”,
por su gran tenacidad y empuje.

Entre sus principales hazañas estuvo el haber sido reconocido como el “Mejor Jugador del Mundo”, tras liderar a
Puerto Rico en anotaciones (22 puntos por juego), durante el Mundobásket de 1959 en Chile, y llevar a la Isla a un
honroso quinto lugar en ese certamen -a pesar de tener un equipo diezmado. Ese mismo año también fue nombrado
al “Equipo Ideal' de los Juegos Panamericanos junto con futuras leyendas de la NBA como Oscar Robertson y Jerry West.
Vicens siempre indicó que este honor era el que más valoraba.

Como jugador colegial, participó con la Universidad de Kansas State bajo la tutela del dirigente Tex Winter, quien a la
postre fuera el creador de la 'ofensiva triangular' y nueve veces campeón de la NBA como asistente de Phil Jackson
con los Bulls de Chicago (1991-93, 1996-98) y con los Lakers de Los Ángeles (2000-02). Con Winter, Pachín llevó a
Kansas State al “Sweet Sixteen” del Torneo NCAA en 1956, convirtiéndose en el primer boricua en lograr tal gesta.

Con Winters también ganó sus primeros dos de siete campeonatos en el Baloncesto Superior Nacional con los Leones
de Ponce en 1952 y 1954, cuando apenas tenía 18 y 20 años, respectivamente, tras iniciarse en la liga a la edad de 16 en 1950.

Sus otros campeonatos fueron dos en ristra en 1960 y 1961, y tres más de 1964 a 1966 bajo la dirección de Red Holzman,
quien luego llevara a los Knicks de Nueva York al campeonato de la NBA en 1970 y 1973.

Sus siete campeonatos del BSN sólo caen en segundo lugar detrás de José “Piculín” Ortiz, quien ostenta ocho.

Fue el Jugador Más Valioso del BSN en 1958 y 1960. En el 1958 fue líder anotador del BSN con 18.7 puntos por juego.
También fue el primer jugador en el BSN en alcanzar 5,000 puntos.

A finales de la década de los 50 fue invitado a jugar en la NBA por los Knicks, pero rechazó la oferta debido a su interés
de mantener su estatus como aficionado para poder seguir jugando con los Leones y con el Equipo Nacional.

En 1966, Vicens se retiró del baloncesto pese que estaba en el peak de su carrera y se dedicó a trabajar como banquero.
Seis años más tarde, nombran el auditorio de Ponce con su nombre, Juan “Pachín” Vicens, el cual visitaba frecuentemente
para vitorear a sus Leones.

Siempre fue un ganador dentro y fuera de la cancha. Para él la palabra 'rendirse' era inexistente en su vocabulario,
como lo demuestra el que luchó por vivir hasta el último día.

Cronología

7 de septiembre de 1934: Nace en Ciales, Puerto Rico.

1950: Debuta con los Leones de Ponce en el BSN a la edad de 16 años.

1952: A sus 18 años gana su primer campeonato con los Leones y su primer trofeo al Jugador Más Valioso.

1954: Gana su segundo título en Ponce, su segundo JMV y va a estudiar a Kansas State.

1958: Lidera el BSN en anotaciones (18.7) y gana su tercer JMV.

1959: Nombrado al Equipo Ideal de los Juegos Panamericanos junto con figuras como Oscar Robertson y Jerry West.
Luego es escogido como el 'Mejor Jugador del Mundo' durante el Mundobásket en Chile, donde fue líder anotador
con 22 puntos por juego y Puerto Rico arribó en la quinta posición.

1960-61: Gana dos títulos consecutivos con los Leones en el BSN. Fue JMV por cuarta ocasión en el 1960.

1963: Lidera a Puerto Rico a un sexto lugar en el Mundobásket en Brasil.

1964: Lleva a Puerto Rico al cuarto lugar en las Olimpiadas de Tokio. Además, gana otro título con los Leones.

1965: Gana su sexto título del BSN.

1966: Gana su séptimo campeonato y el tercero en línea bajo la dirección de Red Holzman. Se retira para laborar
como banquero a pesar estar en el peak de su carrera.

1972: A pesar de sólo contar con 36 años de edad, se nombra el auditorio de Ponce con el nombre “Juan 'Pachín' Vicens”
en su honor.

Septiembre 2006: Una infección amenaza su vida y le amputan ambas piernas.

18 de Febrero de 2007: Tras varias recaídas, fallece en su hogar en Ponce por diversas complicaciones de salud.
 
 

Fotos cortesía del periódico Primera Hora

© Primera Hora, Domingo, 18 de Febrero de 2007.

Juan "Pachín" Vicéns: el legado de un pequeño gigante

Por Lester Jiménez

Tranquilo, de hablar pausado, pero con un tono de seguridad y firmeza. Una mente que le juega sus bromas
a la hora de recordar momentos de actualidad, más luce impecable cuando de evocar el pasado se trata, siempre
acompañado de una de tantas anécdotas que guarda en su archivo mayor, el corazón.

Los más jóvenes asocian su nombre al de un auditorio en honor a "alguien" que hizo "algo" hace tiempo. Para muchos,
es sinónimo del más grande atleta que ha dado el baloncesto en esta tierra, a pesar de que su estatura no pasó de 5'9''.

Para los documentos oficiales, Juan Vicéns Sastre; para Puerto Rico y la gente que lo quiere, simplemente "Pachín".

Acurrucado por las tranquilas montañas de Ciales, le dijo sí a la vida el 7 de septiembre de 1934. El sexto de los
ocho hijos de don José Vicéns Batalla y doña Antonia Sastre de Vicéns.

Se considera hombre de familia, cristiano, trabajador incansable y convencido de que en la formación académica e
stá el éxito del ser humano.

Sí, Juan "Pachín" Vicéns, el otrora armador de los Leones de Ponce y del Equipo Nacional de Baloncesto, aquel que
Chile aclamó como "El Mejor Jugador del Mundo" en el Torneo Mundial de 1959, no deja de trabajar a pesar de sus 71 años.

Agarramos a Vicéns a punto de comenzar una rutina de ejercicios y lo 'raptamos' al Auditorio que hoy lleva el nombre
de este virtuoso del baloncesto, que a pesar de sus 5'9'' de estatura, fue enorme en un mundo de gigantes.

-¿Cómo una persona con 5'9'' pudo llegar a tener tanto éxito en el baloncesto?

-Yo decía que el trabajo que pasaba yo para llegar arriba a la bola, lo pasaban los de arriba para buscar la bola abajo.
Era bien rápido.

-¿Y por qué el baloncesto?

-Yo vengo de Ciales y en mi pueblo siempre se jugó buen baloncesto. Yo era de los que me pasaba en la cancha al lado
de casa con una bola. Practicaba hasta debajo de los aguaceros.

-¿Ese fue siempre su deporte favorito?

-No. A mí me gustaba el béisbol. Todavía me fascina. Era fanático de Ponce y mis amigos y yo hablábamos de los
jugadores de Ponce como si fuéramos íntimos. Para nosotros, Juan Guilbe era "Juan" y "Pancho" Coímbre era "Pancho".
Los más amigos, aunque yo no conocía a ninguno. Pero me gustaba el baloncesto también.

-¿Cómo llega entonces a Ponce?

-Mi hermano (Enrique Alberto) "Coco" Vicéns jugaba baloncesto con el equipo de Ponce. Él pensó que si me venía a
estudiar a Ponce podía progresar más y en el 1949, estando en noveno grado, me consiguieron una beca para el Colegio
Ponceño de varones y así llegué a Ponce.

-¿Y cómo llegó al equipo de baloncesto?

-Iba a las prácticas a rellenar. Cuando hacía falta uno para completar los 10 jugadores, yo entraba y en 1950 jugué por
primera vez con el equipo. Tenía 14 años.

-¿Con 14 años ya podía jugar Baloncesto Superior?

-Yo jugaba por usar la camiseta. Por que me dejaran correr por ahí. Y en 16 años de carrera, jamás cobré un centavo
por jugar baloncesto.

-¿Que nunca cobró?

-Jamás. Y no me arrepiento de ello. Yo soy lo que soy y estoy donde estoy por el baloncesto.

-¿Por qué no cobró?

-Nunca pensaba que el deporte era para ganar dinero. Para mí, y para muchos de esa época, era un vehículo para lograr
una educación. La mentalidad de nosotros era la de lograr estudios para poder tener un trabajo y los equipos te ayudaban
a conseguir becas y te recomendaban a universidades.

-¿Qué piensa de los sueldos de ahora y de los deportistas que viven del deporte?

-Yo creo que la evolución del deporte tenía que llegar. Pero lo veo como que se ha brincado de lo ridículo a lo sublime.
Ahora estamos en el otro extremo.

-¿Lo ve como algo saludable para el deporte?

-Creo que compensar a los jugadores por el esfuerzo está en orden, pero a veces me pregunto por qué hay tantos jugadores
que a pesar de estar recibiendo una buena compensación, no tienen la entrega ni la dedicación que teníamos los que jugábamos
por amor al arte.

-O sea, que hay profesionales por el sueldo, pero no por el trabajo que hacen.

-Exacto. De hecho, yo fui apoderado de Ponce un año, a principios del 70 y fue la experiencia más triste que yo tuve.
Para empezar, yo no entendía bien lo de pagar. Y a mí me chocaba que muchos jugadores pensaban que me estaban
haciendo una favor a mí o al pueblo de Ponce por jugar. Y por eso duré un año.

-¿Deberían los atletas pensar en una carrera y no depender sólo del deporte?

-Siempre creo que la educación es primordial en la vida.
La época en que "Pachín" Vicéns jugó, coincidió con momentos muy importantes en la historia política y social de
Puerto Rico. La década del 50 y el 60, años de cambios drásticos en la vida del puertorriqueño.

-¿Qué papel jugó el deporte en aquellos tiempos?

-El deporte era una parte intrínseca de la vida del pueblo. Yo creo que todavía lo es. En aquel entonces, servía para
quitar presiones a la sociedad.

-¿Y los políticos, influenciaban en el deporte?

-No influenciaban, pero me sorprendió que sí conocían de deportes. Yo pensaba que no tenían tiempo. Una vez conocí
a Luis Muñoz Marín y cuando me lo presentaron, me sorprendió que él me conocía. Luego, después de retirado, le dije
en broma que si él regresaba a la política, yo regresaba al baloncesto y me dijo, 'Pues te quedarás sin jugar'.

"El mejor jugador del mundo"

Fue el año 1959 que llegó el momento más grandioso en la carrera de "Pachín". La selección de baloncesto de Puerto Rico
participaba de los Juegos Centroamericanos en Caracas, pero a la vez, había una invitación a participar en el Mundial
de Baloncesto en Chile. Los altos directivos del baloncesto, encabezados por Rodrigo Otero Suro, deciden dividir la
selección boricua y envían a la mitad de los jugadores a Chile, junto con otro grupo de jugadores que convocaron de la
Isla. Entre ellos, estaba Pachín Vicéns, sin saber que cuando acabara la competencia, sería nombrado el mejor jugador
del torneo.

-¿Qué recuerda de ese Mundial?

-Lo primero que te voy a decir es que cuando dijeron que nos íbamos a Caracas, yo fui uno e los que le boté en contra.

-¿En serio?

-En serio.

-Pero, ¿por qué?

-Porque yo pensaba que Puerto Rico no tenía la calidad para competir en ese torneo y para mí, perder era lo peor.
Yo decía, si tenemos la medalla de oro segura aquí en Caracas, ¿para qué nos vamos a ir a coger pelas a Chile?
Pero me convencieron.

-Irónicamente, en ese torneo al que por poco no va lo nombran el mejor jugador del mundo.

-Pues, a nosotros nos gusta lo grande. Fui el jugador más destacado del torneo, pero eso parece que no era suficiente
y allí hicieron un artículo en un periódico de Chile que decía que era el mejor jugador del mundo (risas).

-Y entonces, ¿ahí es que se da el famoso momento en que lo hicieron dar la vuelta olímpica?

-Yo no sabía lo que era eso. Cuando acabó el juego que nos dio el pase a la ronda de ganadores, la gente comenzó a
corear mi nombre. Me vienen a decir que tenía que salir a dar una vuelta por la cancha y yo le dije, ¡qué voy yo a dar
una vuelta como si fuera un 4 de julio! Y me dijeron, 'mira, que eso es una tradición aquí y como yo no quería ir, los
jugadores me cargaron entre todos y me dieron la vuelta por la cancha. Fue una cosa bien impresionante. Después
fue que yo entendí lo que era la vuelta olímpica y el honor que representaba.

-¿Ese es el momento que más atesora de su carrera?

-Bueno, es uno de ellos. Después de ahí, fuimos a jugar los Juegos Panamericanos en Chicago en ese mismo año.
Ahí fue uno de los honores más grandes que tuve en mi carrera. Cuando nombran a los mejores cinco jugadores
del torneo, estaban Johnny Baéz, de Puerto Rico, Jerry West y Oscar Robertson de Estados Unidos, Amaury
Dos Pasos, de Brasil y 'Pachín' Vicéns.

Estar mencionado en la misma lista con Jerry West y Oscar Robertson era lo más grande.
Jugó 16 temporadas en el Baloncesto Superior. Le dio siete campeonatos a los Leones, fue el primer boricua en llegar
a los 5,000 puntos y además cargó con un título de Jugador Más Valioso, entre muchos otros logros tanto en la liga
local como en la Selección Nacional.

Su retiro llegó en 1966, todavía en excelente condición física.

"Me retiré porque había comenzado a trabajar. Me había casado, tenía una hija y pensé que era el momento.
A veces pensé en arrepentirme y volver, pero tenía obligaciones hogareñas", indica.

Incluso, luego de retirado, se mantuvo practicando con el equipo de Ponce todos los días, sólo por mantener su condición.
Fue apoderado de los Leones y dirigente del Equipo Nacional. En fin, toda una vida dedicada al baloncesto. Y por si no
lo había leído bien. Jamás cobró un centavo.

El mayor beneficio que extrajo del deporte fue su educación. Estudió en la Universidad de Marquette, en Milwaukee
y luego pasó a Kansas State para completar estudios en Administración Comercial con concentración en Gerencia,
campo en el que aún trabaja de consultor en una sucursal de un banco en Ponce.

En la cancha de la vida

De las veloces manos y piernas que tantos vítores levantó, hoy quedan recuerdos. Ahora su andar es lento, como si le
pidiera permiso al viento para desplazarse, pero, como el resumen de su vida, no da un paso en falso.

Hoy día, Juan "Pachín" Vicéns goza de los frutos que cosechó durante su carrera. Su hija, Yolanda, y sus tres nietos,
son la luz de sus ojos.

Trabaja a tiempo parcial en el banco al tiempo que preside la Asociación Cardiovascular del Sur. Es paciente de diálisis,
la cual toma tres veces en semana, pero nada lo detiene de seguir trabajando y sonriéndole a la vida.

-¿Qué le apasiona a "Pachín"?

-Me apasiona la tranquilidad y la participación ciudadana. Disfruto de poder ayudar.

-¿Qué hace en su tiempo libre?

-Hago ejercicios. No mucho, porque yo digo que ya yo corrí suficiente, pero siempre hago algo. Me gusta jugar dominó
con algunos de mis amigos y escucho mucho la radio.

-¿La radio? ¿Qué escucha?

-Las noticias. Me gusta escuchar a la gente que llama. A veces me río de los disparates que dicen, pero ese es su desahogo.

-Y el baloncesto, por supuesto.

-El baloncesto, claro. Me gusta también el voleibol femenino.

No se trata del primer puertorriqueño que es honrado en vida con el bautismo de su nombre a una instalación deportiva,
pero sí uno de los más jóvenes en recibir ese galardón. Cuando al recinto del baloncesto ponceño decidieron ponerle el
nombre de Juan "Pachín" Vicéns, él apenas tenía 36 años.

"Dios me dio la oportunidad de disfrutarme este honor por tanto tiempo", señala.

-Hay anécdotas de personas que piensan que usted ya está muerto, ¿cierto?

-Si, como no. Una vez, vine a un juego de baloncesto y cuando fui a entrar, un hombre que estaba en la puerta me paró
y me dijo, '¿para dónde usted va?'. Y uno que estaba al lado le dijo, 'muchacho, ¿tú no sabes quién es ese? Ese es
"Pachín Vicéns'.Y entonces me pidió disculpas y me dejó pasar.

-Pensaba que era imposible, usted, allí.

-Sí. Otro día, llaman a mi casa y preguntan por un familiar de 'Pachín' Vicéns para conocer mi historia y hacer una
asignación de la escuela. Yo le dije, habla 'Pachín' Vicéns y escucho cuando le dice a alguien al lado, 'Mira, él está aquí,
no se ha muerto na'(ríe).

-¿Le molestaba que no lo reconocieran?

-No. Yo lo tomo a chiste. Lo que me daba era vergüenza pensar que podía entrar a la cancha pensando que todos me
iban a reconocer.

-Hablemos de política...

-Yo creo que a Puerto Rico le va a llegar el momento en que se va a tener que definir. El Estado Libre y Asociado
le ha servido bien a nuestra patria, pero me parece que tarde o temprano hay que definirse.

-¿Favorece alguna ideología?

-Yo creo que a Puerto Rico le conviene tratar de desarrollarse en algún tipo de movimiento junto con Estados Unidos.

-¿La anexión? ¿La estadidad?

-Bajo ciertas condiciones. Un proceso de desarrollo que tome varios años.

-Pero, ¿usted admiraba a don Luis Muñoz Marín?

-¡Oh, sí! Yo admiro a todos los políticos. No importa de qué partido porque creo que todos ellos tienen la buena
fe de servirle al pueblo y aquel que le sirve al pueblo, tiene mis respetos.

-¿Le gustaría correr para un puesto político?

-A mí no me gusta la controversia. Yo tengo amigos en todos los partidos y no me gusta estar en esos líos. Me apenan
los dimes y diretes que hay en la política que no llevan a nada, pero sí me gustaría colaborar por la calidad de vida del
puertorriqueño. Si algún día el gobierno central entienda que yo puedo servirle en algo al pueblo, yo estoy disponible,
sin importar qué partido es el que está en el poder.

-¿Colaborar en qué sentido?

-En lo que entiendan que puedo servir. Hay veces que el mensaje que quieren llevar no llega al pueblo y quizás uno,
de manera objetiva, llevar el mensaje. Ser un facilitador.

-O sea, que le llama la atención la vida política.

-Me llama la atención la vida del pueblo.