Rafael Colón "Mayarí"



 

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 Diáspora
 

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Desde el siglo XIX los puertorriqueños han emigrado a los Estados Unidos por razones políticas y económicas. Esto queda evidenciado en los escritos de Bernardo Vega, Jesús Colón y otros puertorriqueños que se encargaron de plasmar la dura y dramática realidad del éxodo boricua. Según cifras recientes de la Oficina del Censo, en la actualidad mas de 3.4 millones de puertorriqueños residen en los E.U. Los cialeños, como es natural, también forman parte de ésta diáspora que comenzó desde nuestra zona rural hacia las ciudades de la isla y desde allí a los Estados Unidos.

En la noche del sábado 17 de febrero, un grupo de cialeños tuvimos el privilegio de reunirnos en El Barrio nuevayorquino para compartir al son de la música de nuestro compueblano Rafael Colón. Nos dimos cita en el hogar de Tony Meléndez, ubicado en la 1ra avenida y la calle 109 en Manhattan. Entre los presentes se encontraban el Licenciado Juan Figueroa, Juan “Johnny” Navedo (visitando desde el estado de Massachusetts), los hermanos Salgado (Nono y Chirivy), Rubén “Bencho” Rosario, Mirta Pagán (hija de Adolfo Pagán, propietario del restaurante “La Parada Choferil” de el barrio Pesas de Ciales) y Santiago “Chago” Barrios. También estaban presentes varias de nuestras esposas, compañeras, y algunas de nuestras amistades cercanas. 

Nuestro músico, Rafael “Mayarí” Colón, se trasladó a Nueva York en junio de 1966 luego de completar sus estudios superiores en la escuela Juan Ríos Serpa de Ciales. Una vez establecido en el condado del Bronx, comenzó a tomar cursos de técnico de laboratorio en el Instituto del A.S.P.C.A. en Manhattan, la sociedad protectora de animales. Posteriormente, trabajó para la misma organización como técnico de laboratorio participando en experimentos relacionados a la insulina, glucosa y otros estudios de la sangre. En dicho empleo tuvo la oportunidad de viajar a varios estados para comparar notas de los hallazgos con otros profesionales de la salud. En 1977,“Mayarí” regresó a Puerto Rico donde vivió por espacio de cuatro años. Luego decide regresar a la Babel de Hierro y en años recientes trabajó en obras de construcción.

De dónde, se preguntará el lector, proviene el apodo “Mayarí”. Pues desde jóven, Rafael Colón se dedicó a aprender los acordes de la guitarra. En ese sentido es completamente autodidacta. Además, nuestro compueblano siempre ha sido un gran admirador de la música popular puertorriqueña, específicamente, la del fenecido maestro aguadillano Plácido Acevedo y su Cuarteto Mayarí. Según cuenta el propio Rafael, él trabajaba como ebanista en el taller de Edgar Otero previo a su primera migración a Nueva York. Por las mañanas, antes de  comenzar a trabajar, ellos solían visitar el negocio de Ráfin González para comprar el desayuno. En aquél entonces, Víctor Figueroa, quién trabajaba allí como empleado solía decirle a nuestro compueblano cada vez que llegaba al negocio: Adioh, miren quien e'ta ‘quí, nada menoh que “Kid Mayarí”.  Desde ese tiempo el sobrenombre se quedó con él y “Mayarí” convirtióse en el apodo de nuestro compueblano.

Aunque la noche estaba inusualmente fria, los cialeños pudimos generar un ambiente que nos llenó del calor humano que siempre nos ha caracterizado. En medio de las conversaciones y los chistes, los tragos y la comida típica, la música y la bohemia, logramos alcanzar el nivel de camaradería y hermandad que se hace tan necesario para poder enfrentar los desafíos de la vida cotidiana en la ausencia de la patria.“Mayarí” y su guitarra, acompañado por la primerísima voz de José Alvarado, deleitó a los allí presentes con varios números del gran compositor naguabeño Don Pedro Flores, entre ellos: Que te pasa, Bajo un Palmar y otros. Además, interpretaron varias canciones que fueron popularizadas por el Trío Vegabajeño y el Trío San Juan. También tuvimos la oportunidad de escuchar una interpretación de “El Bambú”, canción que “El Cantor de Puerto Rico”, Pedro Ortíz Dávila (Davilita), llevara al acetato hace muchos años.

Las conversaciones entre los allí presentes giraron en torno a varios temas, además de alrededor de nuestro pueblo. “Mayarí” relató varias anécdotas sobre sus años de bohemio en Ciales. Su narración de como ocurrió su nacimiento, probablemente apócrifa, arrancó grandes carcajadas de una audiencia que escuchaba atentamente.“Bencho” entretuvo a los presentes con sus chistes y sus poemas dedicados al sector de “La Aldea”. “Nonito” y “Chirivy”  pegaban sendos e inmisericordes “vellones” a “Mayarí” y José. Naturalmente, ellos reciprocaban en igual cuantía e intensidad. A un nivel mas discreto, Johnny Navedo y Juan Figueroa hablaban sobre los problemas que afectan a varios de nuestros compueblanos. El Licenciado Figueroa se comprometió en el instante a darle seguimiento a esos asuntos y prestar su desinteresada ayuda.

Por otro lado, varias de las damas se reunieron en la cocina alrededor de los manjares típicos y norteamericanos que Navedo y su esposa Carol trajeron desde Massachusetts. A juzgar por las estrenduosas carcajadas que de cuando en cuando provenían de ese lugar, debemos concluír que la estaban pasando muy, muy bien. Y por supuesto que el conflicto en Vieques también fue tema de conversación entre los presentes. A través de los medios noticiosos nos enteramos diariamente de la situación en la “Isla Nena,” y de cómo el Licenciado Figueroa está brindando toda la ayuda y los recursos a su alcance para lograr la salida del cuerpo castrense.

Finalmente, no queremos terminar este breve escrito sin mencionar que nos gustaría que este tipo de actividad se realizara con mas frecuencia. La importancia de estas reuniones es que sirven para brindar apoyo a nuestros compueblanos en momentos difíciles, son vehículos de información sobre el devenir de nuestro pueblo y perpetuan nuestras costumbres y tradiciones isleñas, algo que históricamente han hecho los puertorriqueños en los E.U. al encontrarse con la barrera de un lenguaje y cultura diferentes.
 

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